Es cierto que el ser humano es la guinda del pastel, es cierto que fuimos creados como colofón de la creación, es cierto que cada uno de nosotros valemos mucho puesto que llevamos la impronta de Dios en nuestra esencia. Todo esto es cierto, pero cuando miramos a nuestro alrededor y vemos la naturaleza destruida, las relaciones familiares rotas, el ser humano corrupto y siendo un lobo para otros seres humanos, por no hablar de que vivimos de espaldas a nuestro Creador....vemos que algo falla
Ësta, y no otra, es la razón por la que el mundo está como está, porque nos hemos empeñado en darle la espalda al Creador. Fuimos creados para vivir en paz y armonía con nosotros mismos, con los demás, con la naturaleza y, por supuesto, con Dios, pero desde el momento que el hombre quiso ser más que su Creador, ahí comenzó su decadencia moral y espiritual.
Fuimos creados para vivir en la libertad con que Dios nos concibió, pero nosotros nos hemos creado nuestra propia libertad. Es como si un coche lo pusieramos a correr sobre los railes del tren, como si un reloj pretendieramos que cocinara, absurdo ¿no?, cada cosa creada debe cumplir con y para lo que fue creada. Y nosotros somos seres creados, sí, aunque no somos robots, tenemos libertad para vivir la vida feliz, dichosa y gozosa para la que fuimos creados, pero si pretendemos correr sobre railes, sin ser trenes o tranvías, no estaremos viviendo en la libertad para la que fuimos concebidos.
Cada uno de nosotros hemos nacido con capacidades y debemos desarrollarlas, pero si pretendo ser otra cosa de lo que soy, no podré nunca desarrollarme como persona y al final, nunca podré tenr una vida real, viviré en la frustración más absoluta.
Entonces, ¿por qué nos empeñamos en vivir de espaldas a Dios, nuestro Creador? ¿No sería mejor vivir de acuerdo a los parámetros del Creador?
Te dejamos esta reflexión para este año que comienza, plantéate qué clase de vida quieres vivir de aquí en adelante.
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